"En el trabajo no se come", le dijeron con sabiduría.
Pero el torpe desoyó estas palabras, y comió en el trabajo. Y comió, como buen torpe que era, con gula, no contento con su porción, sino también la de otros. Y las migas cayeron lejos de la mesa, y los otros comensales pronto se dieron cuenta, y lo vituperaron.
El torpe pensó con tristeza en las palabras de ese hombre sabio, y aunque se avergonzó de su conducta, pensó en el agradable sabor de las dos comidas que había tenido.
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