Hace unos años empecé a pasar un libro del siglo XIX sobre la historia de la ciudad de Roma, desde su fundación hasta la muerte del emperador Teodosio, a formato digital. Creé un blog para esto (evidentemente no es el formato más útil para este propósito), pero lo dejé rápidamente por las incomodidades y limitaciones que me presentaba. Seguí trabajando en la transcripción, pero esta vez en formato Word, y hoy, después de algún tiempo, pude terminar el tercer y último tomo.
Si bien el libro está muy desactualizado, y su visión moralista (y nacional) de la historia de esta ciudad está sesgada por la época en que fue escrito, encuentro el texto muy interesante por dos razones. Primera, que su autor, el italiano Francesco (o Francisco) Bertolini fue un historiador muy bueno, y como la mayor parte de los escritores cultos y refinados de aquella época, leía las fuentes directamente del latín y del griego, con notable tacto y gusto. La segunda es que a través de sus juicios podemos ver cómo un historiador intelectual que formaba parte del optimista grupo que veía nacer una nueva época para Italia a fines del siglo XIX con el ascenso al poder de la casa de Saboya, creaba los propios orígenes de la grandeza peninsular.
Estoy seguro que lectores más sutiles encontrarán una riqueza narrativa difícil de apreciar en muchos otros tratados históricos de la época, y gustarán de los tres tomos tanto como yo.
La dirección del blog es:
1 comentario:
¡Qué bueno! Lo había leído ya en versión de libro de editorial, con aquellos preciosos dibujos que (algunos) se conservan en la digitalización, pero sin tal cantidad de utilísimos mapas, que yo desde luego eché de menos.
He visto que la gente dice que el autor tiene un punto de vista excesivamente moralista y nacional, aunque a mí no me lo pareció en absoluto. Más bien desprende bastante pesimismo respecto la desvirtuación de las instituciones republicanas, pero por otro lado una natural comprensión de las exigencias del "nuevo orden de las cosas".
Me alegra que incluya en la digitalización las ampliaciones de D. José de Caso, que me han parecido imprescindibles para empapar el espíritu de la obra.
Un saludo y felicitaciones por un buen trabajo.
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