Se abre el telón y aparece una isla de 1 mt2, con forma de guijarros apilados. La decoración de fondo semeja la monotonía de un día cálido sin viento. El agua es un espejo. Nada se mueve. Entra un hombre nadando.
Hombre: ¡Uf! Tanto nado y lo único que encuentro es este promontorio rocoso. Ni siquiera una gaviota, nada....¡es perfecto, justo lo que buscaba! Ahora sí que nada ni nadie me va a molestar. Voy a poder dedicarme a hacer lo que más me gusta: pensar en soledad.Voz: Ehhh, noooo.
Hombre: (asustado) ¡¿Quién carajo habló?!
Voz: Soy yo, la voz de tu inconsciente. Ahora que no tenés a nadie a quien mentirle, decidí salir a contarte por fin quien es el que manda acá.
Hombre: ¿Mi inconsciente? ¿Qué querés decir con eso?
Voz: ¡Tu inconsciente, salame! El ABC de Freud, ¿nunca oíste hablar de mí?
Hombre: Sí, claro que sí.... pero es una sorpresa encontrarte acá, justo acá, cuando había pensado encontrarme en completa soledad para declamar y zaherirme con mis angustias.
Voz: Bueno, entonces dejame decirte que vas a tener que hacerme lugar porque yo no me pienso mover de acá. Como estamos solos, tenemos tiempo, y nada mejor que hacer, te voy a tener que empezar a contar la historia de tu vida.
Hombre: La historia de mi vida...ajá...bueno, dejame decirte que ya la sé. Soy un tipo sufrido, por eso me vine acá, para poder relatarme mis fracasos y mis heridas.
Voz: No, no, no, Chiquito. Vamos a empezar por ahí, ya que sacaste el tema. Vos no sos lo que creés que sos. Tampoco sos lo que otros creen que sos. Ni siquiera sos todas las cosas de tu pasado. Vos sos mucho más que eso, Pibe.
Hombre: ¿Y entonces qué soy?
Voz: Paciencia, paciencia. Ya vamos a llegar. Fijate que te viniste a una isla rocosa. A un lugar completamente desierto. Bueno, es más, te viniste a un lugar en donde ni siquiera tenés para comer. Yo diría entonces que sos más bien un pelotudo. Pero bueno, sigamos. Te viniste acá, lejos de todo porque sos en primer lugar un egoísta.
Hombre: Yo no soy egoísta, el tema es que no me importa nadie más.
Voz: No, claro que no te importa nadie más. Por eso sos un egoísta. Te viniste porque estás tan enamorado de tu emperifollada retórica que sólo vos te aguantás.
Hombre: Bueno, ¿y qué tiene eso de malo?
Voz: ¿De malo? No sé, ¿qué te parece si te dijera que hacés esto porque querés llegar al límite?
Hombre: No entiendo, Voz del Infierno....¡¿cómo al límite?!
Voz: Sí, al límite. Vos querés saber cuanto mal te podés hacer, cuánto podés sufrir por tus decisiones de marrano, para encontrar tu justo medio. Y como en el fondo lo que más dolor te causa es sentirte solo, te viniste a aislar total y definitivamente para experimentarlo.
Hombre: No, no, no, no. Ahí te equivocás, Freud, a mí siempre me gustó estar solo. Yo disfruto de mi libertad, de mi soledad, de mi independencia.
Voz: ¡¿Ah, sí?! ¿Como aquella vez que te dejó tu novia, y llorabas por los rincones, o cuando te dejaron de lado tus compañeros de colegio?
Hombre: ¡Bueno, a nadie le gusta que lo dejen así....de lado!
Voz: ¿No? Bueno, a un hombre solitario no le molestaría mucho...
Hombre: (Piensa) ¿Sabés qué? Tenés razón, nunca lo había pensado....pero es verdad, es lo que más detesto: la soledad. ¿Pero entonces qué carajo estoy haciendo en esta isla?
Voz: ¡Es lo que estoy tratando de decirte, pedazo de gil! A vos te gusta la compañía de los demás...sos un animalito, un monito social. Es más, si fuese por vos, estarías despiojando a la mona de tu ex en este mismo momento.
Hombre: ¡Callate!
Voz: (Voz de burla) La estarías desparasitando toda ahora, como un orangután. Sos un bicho sociable, y eso te duele, porque tu imagen es que sos un tipo duro, solitario, brillante, inentendido por sus congéneres. Pero bueno, me parece bien, es tu forma de llamar la atención. No te voy a decir que no es un poco infantil...pero bueno, cada cual elige su forma. Hay otros tipos que se visten de trabas.
Hombre: Gracias por la humillación.
Voz: ¡Y encima prejuiciosa! ¿Qué, no era que eras un tipo taaaaaan abierto?
Hombre: Se me escapó, perdón.
Voz: Fallido total...y lo sabés.
Hombre: Sí, bueno, supongo que no soy todo lo que quiero creer.
Voz: Nadie lo es. Pero bueno, por lo menos diste un primer paso, Pibe. ¡Ya estás en carrera! Te diste cuenta de que no sos tu imagen. De hecho, dejame decirte algo. La imagen suele ser todo lo contrario de lo que somos. En tu caso vos te creaste la imagen de que sos un tipo abierto, brillante, inentendido, un fracasado en los aspectos emocionales. Esa es tu imagen.
Hombre: ¿Qué querés decir, que soy alguien cerrado, mediocre, pero un ganador sentimentalmente?
Voz: Bueno, no exageremos. Pero, sí, yo diría que tu inteligencia deja mucho que desear. A lo sumo tendrás, no sé, buena memoria. ¿Qué me dijiste que estudiabas, Historia no?
Hombre: No te dije, pero sí, historia...supongo que lo sabías porque sos la voz de mi inconsciente, ¿no?
Voz: Claaaah. En fin, además sos un prejuicioso de mierda. ¡Cómo saltaste con lo del traba! ¡Deberías haber visto tu carita!
Hombre: Sí, es cierto. Todo eso muy lindo, pero eso de que soy una persona con logros emocionales no se la cree nadie.
Voz: Eso es lo que vos pensás. Pero dejame preguntarte algo. ¿Cómo se llamaba esta pibita con la que salías....Analía?
Hombre: Alejandra.
Voz: ¡Esa, Alejandra! ¿No pasaste un buen tiempo con ella?
Hombre: Sí, bueno, pero no todo fue color de rosas.
Voz: En la vida nada es color de rosas, excepto las rosas. Pero lo que te quiero decir es que durante un tiempo fuiste inmensamente feliz. De hecho nunca habías sido tan feliz en tu vida como cuando estabas con ella, ¿no?
Hombre: Bueno, cuando comía helado de Freddo, puede ser...
Voz: No seas tarado, vos sabés de lo que te hablo.
Hombre: Sí, es verdad. Todo muy lindo. ¿Pero entonces por qué todo terminó como terminó?
Voz: ¡A eso iba, M´Hijo! Porque simplemente necesitabas aprender a encontrar el punto medio. Habías dado tanto que ya era como demasiado mucho luego. ¿Conocés el tema de Queen...Too much love will kill you? Bueno, algo así. Pero esto va más allá de eso. Tenés un montón de personas que te quieren. Es más, te apuesto que cuando empezaste a nadar no pensaste en cómo se iban a sentir ellos, si iban a estar tristes por vos o no.
Hombre: No, la verdad que no... (se sonroja)
Voz: Y sí, puro orgullo. Pero a vos te gusta aprender a los golpes, ¿no? Pero tenés que empezar a mirarte con otras personas. Creo que estás tan enfocado en vos mismo, en tu imagen, en lo que vos pensás de vos y del mundo, que sos incapaz de mirar a los demás. Bueno, creo que es suficiente por hoy, ¿no? Ya tuviste unas cuantas verdades. Hablamos mañana, Nene.
Hombre: ¡Ey, ey, no te vayas! ¡Ey! ¡Quería preguntarte si sabés de algún delivery por acá! ¡Cheee!
Se hace silencio nuevamente. Y mientras se baja el telón, el fondo se vuelve gris, y se empieza a oir el batir del viento sobre el agua.
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