martes, 13 de mayo de 2008

Suomi

Hei kaikille! Nimeni on Ignacio, minä olen suomen opiskelija. Hauska tutustua!

Bueno, esto es lo que pude aprender en mi primera clase de finlandés, o Suomi, como ellos llaman tanto a la lengua como al país.
¿Por qué empecé a estudiar este idioma tan "extraño"? Precisamente por eso, porque es muy raro. Muy pocas personas en el mundo lo hablan...unos 5 millones de finlandeses, y un puñado de suecos, letonios y rusos. Es un idioma muy agradable al oído (o por lo menos lo es para mí), y su gran particularidad es que es uno de los pocos idiomas no indoeuropeos que se hablan en Europa. Es decir, sólo está relacionado remotamente con la lengua magyar (el húngaro) y con los dialectos uralo-altáicos (de los siberianos del sur de los Urales).
Otra razón es mi devoción por la obra de uno de los novelistas finlandeses más importantes, Mika Toimi Waltari, autor de Sinuhé, el Egipcio (Sinuhe Egyptiläinen), y un montón de otras obras muy interesantes.
Una tercera, y no menos importante, es que Finlandia es una sociedad bastante extraña (por lo menos para nosotros). Está compuesta por un 100% clase media. La gente vive muy bien, y la riqueza está muy bien distribuida, lo cual es un logro que admiro personalmente, viendo como acá en Argentina la iniquidad de ingresos causa un resentimiento muy grande entre la gente de menores ingresos, y potencia el esnobismo y el exhibicionismo competitivo de riquezas entre los más acomodados. La educación está entre las mejores del mundo.
Es cierto, es un país chico, sin grandes problemas históricos y sociales, pero creo que podríamos aprender de ellos muchas cosas si tuviéramos la determinación para hacerlo.

La frase que acabo de escribir dice: ¡Hola a todos! Mi nombre es Ignacio, soy estudiante de finlandés. ¡Mucho gusto en conocerte!

Suomi Lippu


Helsinki, la capital.

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