martes, 29 de mayo de 2007
domingo, 20 de mayo de 2007
Pensamiento retrógrado
Si no te gusta trabajar los fines de semana, ¿por qué vas a consumir los fines de semana?
Una preguntita...
what use is economic growth when the seas are rising to engulf you?our economy needs endless growth apparently... like a virus...except this virus is killing its host thm & stan
Thom
¿De qué sirve el crecimiento económico cuando los mares están a punto de tragarte? Nuestra economía necesita un crecimiento interminable, aparentemente...como un virus...excepto que este virus está matando a su portador.
Thom Yorke y Stanley Donwood.
martes, 15 de mayo de 2007
Dos mundos
Un tumba para el rey poderoso, conquistador de países. Para Él que me ha dado la victoria. Para mí que con brazo poderoso he arrasado pueblos, tomado mujeres y ganado. Mi gloria seguirá inmortal con ésta, mi tumba. El Sol, la lluvia, el viento, no borrarán de la memoria de mi pueblo mis grandes hazañas.
Dos niños juegan sobre la piedra quemada por el incandescente astro. Las flores vuelven a crecer después de años de abandono y hambre. La gloria dejó cenizas y dolor, pero de alguna manera la esperanza vuelve a renacer esta bella mañana.
domingo, 13 de mayo de 2007
Elogio de la locura
No sé si sólo yo lo siento así, pero, ¿no les pasa que al mirar los carteles propagandísticos sienten algo así?
jueves, 10 de mayo de 2007
How do you sleep?
Yo me pregunto si dormirá tranquilo por las noches el encargado de redactar los titulares del diario Clarín. El sectarismo, y el sentimiento corporativo, el miedo y las presiones, la verticalidad en las instituciones producen esta tergiversación horrible. Un ejemplo de manipulación de los medios de comunicación, entre tantos otros.
Jueves 5 de Abril de 2007
Jueves 10 de Mayo de 2007
viernes, 4 de mayo de 2007
El poeta
Hasta hace unos años la desprecié. Aun hoy no la entiendo del todo. El único que ha sabido conmoverme con sus versos ha sido el uruguayo Mario Benedetti. Aquí transcribo el poema que más me gusta.
Irse
Cada vez que te vayas de vos mismo,
no olvides que te espero...en tres o cuatro puntos cardinales.
Siempre habrá un sitio dondequiera con un montón de bienvenidas.
Todos te reconocen desde lejos y aprontan una fiesta tan discreta...
sin cantos, sin juegos, sin tamboriles,
que sólo vos sabrás que es para vos.
Cada vez que te vayas de vos mismo,
procura que tu vida no se rompa.
Y tu otro yo no nos sufra el abandono,
y por favor no olvides que te espero...
con este corazón recién comprado en la feria mejor de los domingos.
Cada vez que te vayas de vos mismo,
no destruyas la vía de regreso.
Volver es una forma de encontrarse.
Y así verás que allí también te espero.
Del azul más profundo
Durante mucho tiempo sólo fui oscuridad flotando en la nada. Durante mucho tiempo sólo fui olvido y recuerdo de algo que ya pasó. Tal vez era una luz, un pequeño chispazo que brillaba tan intensamente como lo harían mis amigas las estrellas. Quizás era una tenue luz encerrada en una infinita oscuridad. Pero mi desconsuelo no iba más allá porque en un segundo todo cambió y una nueva sensación se apoderó de mí. Una extraña y etérea sensación de libertad explotó y fui libre por primera vez. Entonces supe que todo finalmente cambiaría en mí.
Fue en ese lapso que el tiempo rodó por la escalera del universo y comencé a danzar el baile de la vida, a girar por lo que ya era la no nada. Podía tocar a mi alrededor aquellas cosas que al principio me parecieron tan extrañas como confusas, y poco a poco me fui dando cuenta que eran mis semejantes, mis dulces hermanos de la vida.
Pasaron eones y eones hasta que un día sentí algo que era inexpresable, algo que se volvía y envolvía como una forma sin forma, que me tocaba hasta hacerme vibrar con él. A ese nuevo amigo lo llamé Sonido. Al poco tiempo mi ansiedad creció y avancé poco a poco por la oscuridad suave del espacio. Mi cuerpo fue creciendo y dejándose ir hasta que de repente sentí una nueva compañera que brillando en la noche de los tiempos me saludó. A esa nueva amiga la llamé Luz.
Y así, junto a todas las cosas de la creación, fuimos creciendo hasta que la nada se llenó completamente y al fin nos separamos para siempre. Como la brisa de un infinito mar la luz me dejó caer suavemente de los cielos, y en ese lugar de fuego y soledad, en ese lugar de luz y pasión crecí sintiendo que algo en mi estaba por nacer, observando el profundo azul de los cielos que me conmovía, y fué en ese sagrado instante que de mi ser brotaron largas lágrimas de sereno amor.
Entones corrí por esa nueva tierra formada, corrí hasta ser río y luego mar, hasta ser nube y luego lluvia. Corrí amando a cada roca, a cada átomo, a cada esencia que de la tierra emergía. Y nos amamos hasta que ella estuvo en mí y yo estuve en ella. Nos amamos hasta que la luz rasgó el velo de nuestro profundo amor y comprendí la importancia de esa unión.
Entendí que de esa sagrada unión nacerían divinos seres, majestuosas criaturas llenas de vida y de fuerza. Me sentí importante y la alegría manaba de mi ser en largos y bellísimos manantiales.
Fue una noche mientras la luna se hamacaba en el cielo, que mis amados hijos aparecieron lentamente, tímidamente se recostaron sobre mis brazos y bebieron sobre mis lágrimas de felicidad infinita. Yo que había visto la profunda nada, yo que había visto el nacimiento del sol y de la luna, después de haber estado con los seres más extraños y luminosos que alguien haya visto, yo que descubrí el hermoso crepúsculo violeta y añil de los primeros años, yo que amé y lloré al pie de los astros dorados y volví a llorar al caer a mi profundo azul de fuego y soledad. Todo eso era nada comparado a lo que sentía por mis bellos y amados hijos.
Y así crecieron esas fuertes criaturas bebiendo de mi cuerpo mientras los eones de años danzaban en el viento como viejos remolinos de aire y la felicidad endulzaba la tierra por doquier. Fue en esos tiempos que los primeros hombres aparecieron y descubrieron mi presencia, entonces fui amado por ellos. Besé tanto a reyes como a princesas, a valientes soldados como a malignos criminales, a jóvenes como a viejos. Fui más que sus reyes y sus jueces pero de repente algo cambió.
Un día mis hijos se olvidaron de mí. Fue allí cuando me di cuenta de mi gran importancia y de mi escasa y relativa importancia, entonces ya nada fue igual. Sé que veré estrellas prenderse y apagarse en la noche de los tiempos, sé que volveré a amar una y otra vez, sé que mi existencia se producirá en un abrir y cerrar de ojos, sé que mis amigos volverán una y otra vez, pero sé que nada será como la primera vez.
Los cielos bajan y suben, las estrellas se prenden y se apagan, los hombres nacen y mueren. Yo que fui gota y mar, yo que fui lluvia y sueño, yo que fui nada y soy, yo descubrí algo que muere y nace, algo que brilla y se apaga, algo que es y no es, algo que es tan importante como los Dioses y tan insignificante como una gota de agua, algo que cada ser debe descubrir, que debe dar forma. Durante mucho tiempo sólo fui oscuridad flotando en la nada, fui una promesa en el viento, una luz sin luz, una gota sin agua. Fui lo que soy y soy esa promesa de amor que cada ser guarda en su corazón. Eso seré eternamente.
Escrito por Ho2 y el Romano.
Fue en ese lapso que el tiempo rodó por la escalera del universo y comencé a danzar el baile de la vida, a girar por lo que ya era la no nada. Podía tocar a mi alrededor aquellas cosas que al principio me parecieron tan extrañas como confusas, y poco a poco me fui dando cuenta que eran mis semejantes, mis dulces hermanos de la vida.
Pasaron eones y eones hasta que un día sentí algo que era inexpresable, algo que se volvía y envolvía como una forma sin forma, que me tocaba hasta hacerme vibrar con él. A ese nuevo amigo lo llamé Sonido. Al poco tiempo mi ansiedad creció y avancé poco a poco por la oscuridad suave del espacio. Mi cuerpo fue creciendo y dejándose ir hasta que de repente sentí una nueva compañera que brillando en la noche de los tiempos me saludó. A esa nueva amiga la llamé Luz.
Y así, junto a todas las cosas de la creación, fuimos creciendo hasta que la nada se llenó completamente y al fin nos separamos para siempre. Como la brisa de un infinito mar la luz me dejó caer suavemente de los cielos, y en ese lugar de fuego y soledad, en ese lugar de luz y pasión crecí sintiendo que algo en mi estaba por nacer, observando el profundo azul de los cielos que me conmovía, y fué en ese sagrado instante que de mi ser brotaron largas lágrimas de sereno amor.
Entones corrí por esa nueva tierra formada, corrí hasta ser río y luego mar, hasta ser nube y luego lluvia. Corrí amando a cada roca, a cada átomo, a cada esencia que de la tierra emergía. Y nos amamos hasta que ella estuvo en mí y yo estuve en ella. Nos amamos hasta que la luz rasgó el velo de nuestro profundo amor y comprendí la importancia de esa unión.
Entendí que de esa sagrada unión nacerían divinos seres, majestuosas criaturas llenas de vida y de fuerza. Me sentí importante y la alegría manaba de mi ser en largos y bellísimos manantiales.
Fue una noche mientras la luna se hamacaba en el cielo, que mis amados hijos aparecieron lentamente, tímidamente se recostaron sobre mis brazos y bebieron sobre mis lágrimas de felicidad infinita. Yo que había visto la profunda nada, yo que había visto el nacimiento del sol y de la luna, después de haber estado con los seres más extraños y luminosos que alguien haya visto, yo que descubrí el hermoso crepúsculo violeta y añil de los primeros años, yo que amé y lloré al pie de los astros dorados y volví a llorar al caer a mi profundo azul de fuego y soledad. Todo eso era nada comparado a lo que sentía por mis bellos y amados hijos.
Y así crecieron esas fuertes criaturas bebiendo de mi cuerpo mientras los eones de años danzaban en el viento como viejos remolinos de aire y la felicidad endulzaba la tierra por doquier. Fue en esos tiempos que los primeros hombres aparecieron y descubrieron mi presencia, entonces fui amado por ellos. Besé tanto a reyes como a princesas, a valientes soldados como a malignos criminales, a jóvenes como a viejos. Fui más que sus reyes y sus jueces pero de repente algo cambió.
Un día mis hijos se olvidaron de mí. Fue allí cuando me di cuenta de mi gran importancia y de mi escasa y relativa importancia, entonces ya nada fue igual. Sé que veré estrellas prenderse y apagarse en la noche de los tiempos, sé que volveré a amar una y otra vez, sé que mi existencia se producirá en un abrir y cerrar de ojos, sé que mis amigos volverán una y otra vez, pero sé que nada será como la primera vez.
Los cielos bajan y suben, las estrellas se prenden y se apagan, los hombres nacen y mueren. Yo que fui gota y mar, yo que fui lluvia y sueño, yo que fui nada y soy, yo descubrí algo que muere y nace, algo que brilla y se apaga, algo que es y no es, algo que es tan importante como los Dioses y tan insignificante como una gota de agua, algo que cada ser debe descubrir, que debe dar forma. Durante mucho tiempo sólo fui oscuridad flotando en la nada, fui una promesa en el viento, una luz sin luz, una gota sin agua. Fui lo que soy y soy esa promesa de amor que cada ser guarda en su corazón. Eso seré eternamente.
Escrito por Ho2 y el Romano.
La angustia de lo inalcanzable
Juan es empleado público. Desde hace 12 años se levanta todos los días a las 8:15, pone la pava en el fuego, se toma dos amargos, sacude los pelos de su pantalón azul oscuro, plancha su camisa marca Polo, comprada por 15 pesos en Retiro, y se va a trabajar.
Desde hace unos meses lo aqueja una angustia insoportable. De repente se dio cuenta que la muerte lo vigilaba. Fue casi un golpe, una revelación: abrupta e inmisericordiosa, lo golpeó de lleno una tarde cuando volvía a su casa. El 102 casi se lo lleva puesto en una esquina, y su corazón, viejo después de 57 primaveras, no resistió la descarga de adrenalina y cesó de trabajar.
Roco, su perro, lo espera en su casa todos los días a la misma hora. El animal desarrolló un hábito singular que consiste en echarse en el suelo a las 18:27, dos minutos antes de que se escuchen inevitables los cansinos pasos de su dueño. Roco es mezcla de ovejero alemán y perro callejero, siendo su primer mitad motivo de gran orgullo para Juan, ya que, como él dice: "Los ovejeros alemanes son los perros más vivos". Roco no come alimento balanceado. Juan lo alimenta con los restos de su comida, y eventualmente, le cocina un guiso con carne.
Gabriela estudia y trabaja. Vive, como otros tantos porteños, en el caos de cemento y luces que es esta ciudad. Se despierta muy temprano a la mañana porque el supervisor del call center está necesitado de plata y les exigió que viniesen más temprano o "se buscasen otro laburo". Gabriela es infeliz. Al salir de ese antro que llama oficina, dirige sus pasos mecánicamente hasta la facultad de Derecho. Sube el puente pensando en las perfecciones lejanas e imposibles de su mente, y escucha durante 4 horas una recitación indolente dirigida por un abogado retirado. Vuelve a su casa, llama a su novio, se pelean por teléfono, y se acuesta a dormir abrumada por los pensamientos negativos y el agotamiento físico.
Vivimos en un mundo de bienes escasos. Al menos en esto estoy de acuerdo con los liberales. Aunque logremos desasirnos de los diversos yugos e ismos, capitalismo, socialismo, comunismo, el alma humana, o cualquier otra variante de eso que llamamos conciencia, seguirá debatiéndose en frenética lucha con las perfecciones inalcanzables de la mente.
Somos, en esencia, seres dotados de una razón capaz de imaginar las delicias más paradisíacas, y a la vez incapaces de alcanzarlas todas ellas. El pobre llora porque le falta la comida y los hijos no pueden ser educados correctamente, el rico llora porque hay más ricos que él y porque no duerme tranquilo sabiendo la tremenda cantidad de dolor y confusión que genera al explotar a los cincuenta bolivianos que trabajan para él en Caballito.
Pareciera que una divinidad caprichosa y voluble estuviese jugando con nosotros, haciéndonos caer para volver a levantarnos en medio de un fango doloroso y gris. ¿En dónde está la vida, la alegría, la felicidad? Si incluso en condiciones de relativa estabilidad, hasta los más sabios entre los humanos se buscan problemas, conflictos. Ese cerebro, esa mente que está ahí para aprehender la realidad, para jugar con los problemas, al no encontrarlos, se los crea.
Tal vez todo sea tan sólo una excusa. Tal vez, realmente sólo queramos quejarnos de algo, porque sabemos que, en realidad, los verdaderos sufrimientos son los de morir de hambre, ser asesinados y violados, o peor, ver a aquellos que amamos, sufrir dichas desgracias.
Aun así, no puedo evitar desconfiar de un Dios. No hay tal divinidad. Ya no es necesaria para explicar todas las desgracias. El universo es un lugar mecánico y frío, pero el ser humano tiene la posibilidad de evadirse de él, cada vez más. Cada vez desarrollamos tecnología más absorbente. Y ni siquiera necesitamos la última computadora para eso. Los libros, para aquellos que desarrollamos el indeciblemente maravilloso arte de la lectura, son capaces de transportarnos hacia lugares que nuestros ojos no pueden.
Juan llega a su casa y, contrario a lo planeado, enciende un cigarrillo, se saca cómodamente los zapatos, pone música y se sienta con un ejemplar de "Los hermanos Karamazov" en el regazo. Disfruta enormemente contemplar la delicada tapa de cuero y el tan particular olor del papel recién impreso. Pasa una de sus mejores noches, viajando hacia la Rusia zarista, hacia la angustia existencial y cristiana de Dostoievski. Roco, a su lado devora los últimos huesos de asado que le trajo su dueño.
Gabriela, se despierta, y llora quince minutos. Reflexiona, llama a su madre, se emociona, le cuenta sus angustias, sus planes, y le confiesa que va a renunciar a su trabajo. Su madre la entiende, le ofrece su ayuda. Gabriela agradece interiormente. Prende su computadora, se siente melancólica. Mira por su ventana, y aunque el paisaje no le gusta, el leve resplandor de su pc portátil ilumina su cara, por la cual cae una lágrima de paz y de felicidad.
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