martes, 15 de julio de 2008

Enseñanza

El deseo de ser no tiene su opuesto en el deseo de no ser,
por eso si deseas, no reprimas,
y si deseas no desear, tampoco reprimas,
porque allí no está el camino.

Más bien el camino es el no ser,
pues si logras ser un cuenco vacío,
que con nada puede ser llenado,
sin motivos,
sin deseos,
sin anhelos,
entonces habrás empezado a transitar un camino que no tiene principio,
un camino que no tiene fin.

Te ofrezco mi Ser incondicionalmente,
cuando quieras me tenés, sabelo,
y de esa manera te pierdo en este mundo,
pero logro ganarte en el otro.
Cuando comprendas esta verdad,
no intelectualmente,
no verbalmente,
sino profunda y sinceramente,
volveremos a caminar tomados de la mano,
bajo la sombra de los hermosos árboles,
en el borde de un río rumoroso.

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