Anoche vi en vivo, y de sorpresa, a Juana Molina en el Centro Cultural Recoleta. Hacía mucho que no disfrutaba de un recital, y por fin pude sentir que estaba escuchando una forma distinta de hacer música.
Con un estilo que Drexler y otros artistas utilizaran en el pasado, Molina graba pequeños samples de guitarra, teclado y voz y los va sumando a lo largo de toda la canción. Ritmos electrónicos que me hicieron acordar a sambas, y baladas con un distintivo acento rioplatense, sonó muy bien la hora que tocó, y me fui con la sensación de haber visto algo nuevo y fresco.
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