martes, 26 de agosto de 2008

Las palabras de Yeshuá, el Bendito

Entonces dijo a sus discípulos:
-Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame, porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. ¿De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?

Mateo, 16 24-25

Negarse a sí mismo. Tomar la propia cruz. Seguirlo.

Creo que cuando dijo estas cosas hablaba en parábolas, como solía hacerlo. Negarnos significa rechazar aquello de nosotros que está corrupto, las maldades innatas en el hombre, los defectos del Ego: la avaricia, la lujuria, la ira, el orgullo, etc. Negarnos significa observación consciente de nuestros defectos, con todo el dolor que eso trae.

La cruz es el símbolo de la muerte. Para seguir a el Cristo debemos morir en esos defectos, porque somos enfermos incapaces de dar un paso con seguridad. Estamos verdaderamente en las tinieblas, como se puede comprobar mirando la situación actual del mundo y la historia de la humanidad. Llenos de miedo e inseguridades, nadamos en nuestro infinito universo mental, y muy pocas veces alzamos nuestra cabeza para respirar un aire que nos libere de nuestras concepciones egocéntricas y egoistas del mundo.

Para seguirlo debemos renacer en las virtudes. En la compasión, en el amor, en la voluntad.


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