domingo, 18 de mayo de 2008

Ale

Vos fuiste una promesa de que el Mundo podía ser un hogar para mí. Fue como descubrir que también existían los árboles y las aves entre tanto smog y griterío, y que no sólo tenía el Sol para mirar, sino que también había estrellas muy hermosas en el oscuro firmamento.
Hoy, que ya no te tengo, me quedo sólo conmigo mismo, y redescubro el vacío que vos dulcemente habías venido a llenar. Ese vacío nos consumió, nos ahogó, y ahora estoy obligado a mirarlo a la cara, sin justificaciones, sin excusas, sin peros ni comos. No quiero hacerlo, pero no tengo otra opción, y esta medicina tan agria voy a tener que beberla sin dilación, apurando el trago, para poder seguir caminando y volver a sentirme vivo y feliz otra vez.
Fuiste un sueño del que sólo queda un vago recuerdo y la angustia del cambio. Fuiste, pero ya no sos. Alguien más ocupó tu lugar, usurpó tu cuerpo, alguien se adueñó de lo que aparentemente te hacía quien vos eras, y puede que sea eso lo que más me duela.
Me siento perdido en una costa lejana; llueve y hace frío. Sólo el ruido del mar infinito me acompaña, pero el oleaje no me reconforta, y no puedo mirar el cielo. Tengo ganas de volver a casa.

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