Cuando el sentido común se aplica en la actividad diaria de un Estado latinoamericano, esto crea estupor, sorpresa, y hasta admiración.
El consumo de la marihuana ha sido despenalizado por la Corte Suprema de la República Argentina, y con esto se abre una nueva oportunidad para entender que el problema no son las drogas, sino cuando éstas surgen como respuesta a una carencia social, y que no es al consumidor a quien hay que castigar, sino al que negocia con la miseria ajena.
¡A plantar, gente!
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